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miércoles, 1 de junio de 2011

La (buena) gestión de la carretera

Para la mayoría de la gente el descubrimiento de la muerte marca el inicio de la madurez intelectual. Además este hallazgo no tiene manifestaciones visibles, a diferencia del acné o los pelillos en la cara en los chicos. Es una angustia que nace en soledad y de la cual producimos un relato según nuestra realidad más próxima. Para muchos escritores españoles nacidos en el cambio de siglo (del XIX al XX), la imagen del hermano muerto es una constante, y en su imaginario, la muerte se describe con una tos de días seguida de una carita blanca y redonda dentro de un ataúd. No es extraño que esto fuera así pues en 1900, sólo la mitad de los que nacían llegaban a cumplir los veinte años.

Afortunadamente la muerte ya no tiene rostro de niño, sus caras son más difusas y su relato se construye con un coche destrozado o una cabeza pelada en una cama de hospital. El cáncer es un reto médico y las instituciones, además de aportar medios, poco más pueden hacer. Por el contrario, en el problema de los accidentes de tráfico se ha demostrado que cuando se toma conciencia de su naturaleza social (y no se entienden como una fatalidad fruto del progreso),  El Estado puede ser muy eficaz en su erradicación. La clave una vez más, es anteponer un bien global a un privilegio individual (que para algunos es poder ir borracho a 150 en autovía).

















Fuente: Eurosta y elaboración propia

El gráfico anterior muestra el porcentaje de disminución, o aumento, del número de muertos en carretera entre 2004 y 2009. El dato de España es espectacular pues en apenas 5 años se han reducido en más de 2000 las personas fallecidas. Esto supone la segunda reducción más importante porcentualmente y la primera en cifras absolutas.

El éxito es todavía más notable si se añade que nuestro país es, entre los grandes de Europa, el que más ha aumentado su parque automovilístico. El siguiente gráfico muestra la variación del número de vehículos en Europa entre 2004 y 2009 (se ha añadido el dato de la Región de Murcia):

















                                                                  Fuente: Eurosta y elaboración propia



Es paradójico pero si un gobierno lograra aplacar de la forma antes descrita uno de los grandes males de una sociedad, tendría más que asegurada su continuidad, pero en España, quien escribe el guión de las discusiones sociales, parece que viaja en autobús. Nos topamos aquí una vez más con el gran problema del relato: este es un problema que casi nunca se aborda más allá de la esfera familiar, ni siquiera forma parte de la famosa lista de Problemas de los Españoles que elabora el CIS. Su solución es por tanto una lluvia fina que moja a muchos pero que no siente “El Todos”.

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