Kurzarbeit, era la palabra de moda hace un año en el mundo
de las relaciones laborales, y que a día de hoy, parece haberse disuelto en el
éter. Para los que no lo recuerden, define el modelo laboral alemán e implica
reducciones de jornada, con la consiguiente bajada de sueldo (y a su vez
compensada con subsidios de desempleo del Estado), para hacer frente a crisis
económicas.
¿Y qué tiene esto que ver con lo que nos está pasando aquí? Pues
que la mayoría comunidades autónomas van a hacer justo lo contrario el año que
viene: despedir a miles de funcionarios interinos y aumentar la jornada de los
que quedan.
La virtud del modelo alemán radica en que mantiene dentro
del sistema a los trabajadores y mejora su actitud y aptitud ante y hacia su
profesión. Esto se pone más en evidencia cuando se requiere de una alta
formación para desarrollar un trabajo, como en el caso de profesores y
sanitarios, que además de necesitar una titulación superior para desempeñar su
oficio, requieren de un continuo reciclaje y del contacto con otros compañeros.
Los miles de dramas familiares que generará la estúpida
política del PP esconderán otro drama que nos afectará como país: tirar a la
basura toda la inteligencia acumulada por todos esos profesores, maestros,
enfermeros y médicos que se irán al paro o a otro país.