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martes, 13 de agosto de 2013

A vueltas con Gibraltar


En los años Ochenta se le presentó un dilema complejo al gobierno de Margaret Thatcher sobre el futuro de su plaza de ultramar más importante, Hong Kong. La cuestión giraba entorno a unas pocas islas y la parte continental que suponían mas de la mitad del territorio de la colonia. Y es que a finales del siglo XIX, el gobierno inglés arrendó por cien años esta zona al débil emperador chino para, de esa forma, ampliar la entonces floreciente y pequeña colonia inglesa.

Noventa años después la zona exclusivamente británica era inviable sin el área arrendada y el gobierno chino con el que renegociar el contrato de arriendo contaba con el tercer ejército del mundo y una influencia mundial creciente, además de tener la razón jurídica de su parte. La conclusión fue la cesión de toda la colonia con ciertas condiciones relacionadas con la independencia económica, originando el principio que entonces se puso de moda de " un país, dos sistemas".

El caso de Gibraltar guarda una similitud y una diferencia con el de Hong Kong. Como en la ex colonia británica hay una zona, situada al Sureste de la Colonia que es inglesa de pleno derecho tras el Tratado de Utrech, y una zona de Ocupación situada al Norte y al Oeste, donde, entre otras cosas, está el aeropuerto, infraestructura ésta vital para la viabilidad económica de la economía del Peñón.

En cuanto a la diferencia, esta se sustancia en la falta de voluntad política de los sucesivos ejecutivos españoles en recuperar la Colonia recurriendo a la Justicia Internacional. Las razones de esto son dos. La primera, cada vez menos importante, aunque se hable mucho de ella en los ambientes progresistas, es que remover el espantajo de Gibraltar ayuda a desviar la atención sobre problemas de los gobiernos españoles, generalmente conservadores. La otra es que La Roca se ha convertido en nuestro paraíso fiscal particular.

La existencia de Gibraltar no es un problema de orgullo nacional ni jilipolleces similares. La razón por la que nuestros gobiernos no se han tomado en serio este problema es que a muchos personajes, con mucho poder en nuestro país, necesitan un agujero negro fiscal cercano por el hacer pasar parte de su riqueza. Como los ingleses con Bermudas o los alemanes con Suiza o Luxemburgo, se está detrayendo dinero a la Hacienda Pública e impidiendo que se invierta en territorios cercanos. No por casualidad Cádiz lidera la estadísticas de Paro en España.

viernes, 2 de agosto de 2013

Sobre las recetas del FMI


Varias consideraciones sobre el último informe del FMI:

  1. Los salarios en España son más bajos hoy, hablando en términos reales, esto es, descontada la inflación, que hace veinticinco años.
  2. La demanda interna, es decir lo que gastan en bienes, servicios e inversiones los nacionales, representa entorno al 60% del PIB de nuestro país. Bajando los salarios deprimiremos más aún esta importante partida de la contabilidad nacional.
  3. El peso de los salarios en el PIB ha pasado durante la crisis de representar el 47% a apenas el 40%. Los beneficios empresariales se acercan ya al 50%.
  4. Nada dice el FMI de moderar estos beneficios, y la razón no es tanto ideológica como que estos beneficios se están usando, en gran medida, en pagar la inmensa deuda externa, mayoritariamente privada, de España.
  5. Es aquí donde nos enseña una patita el Fondo: varios de los países que tienen más poder en él (Alemania o Francia) son también nuestros principales acreedores.
  6. Pero el pago puntual y ordenado de la deuda no sólo le interesa a los acreedores. El Sistema Financiero Internacional ha devenido en los últimos años en un inmenso edificio de papel, plagado de conexiones, donde cualquier título de deuda es como un cimiento sobre el que se crean cientos de productos derivados: si la deuda que sostiene el sistema no se paga, el edificio se va al garete. 
  7. Vemos por fin el interés que mueve las propuestas de FMI sobre España: dar unos años más de vida a un Sistema Financiero Internacional insostenible y moribundo a costa de las doloridas espaldas de la menguante clase trabajadora.
  8. No sólo es la ideología liberal caduca y utópica lo que les mueve, también es el principio de supervivencia. 
  9. Hemos llegado a un punto en el que algo tan de sentido común como pagar las deudas se ha convertido en una peligrosa arma de destrucción masiva. ¿Inversión de valores?