La decisión que tomó ayer Rubalcaba de pedir la dimisión
del presidente del gobierno es un salto
adelante que debe tener consecuencias dentro y fuera del partido. A nivel
externo, las relaciones con el PP y el gobierno deben suspenderse, puesto que si
se pide la dimisión del Presidente por las informaciones de El País, se da implícitamente
veracidad a los papeles publicados, lo que convierte a Rajoy en un presidente
ilegítimo incapaz de afrontar los retos que tiene por delante el país (las
declaraciones de hoy de Rubalcaba sobre la cumbre hispano-alemana avalan esta
teoría). Por otra parte, y siguiendo con las relaciones de puertas para afuera,
la situación de emergencia nacional provocada por una crisis económica y
política, como no se recuerda desde el fin de la Guerra Civil, obliga a un gran
pacto de todas las fuerzas progresistas como ayer pidió Juan Torres.
A nivel interno, los procesos de elección de candidatos que
se habían programado para después de las elecciones europeas deben adelantarse. El 2012 se va cerrar
con un déficit público en el entorno del 7,5% del PIB, lo que va a obligar, si
se repiten las tensiones sobre la deuda soberana, a una nueva batería de
recortes. Esto, sin duda, dará la puntilla a un Rajoy que ya no podrá escudarse
en el argumento de la “Herencia”, diluida para entonces en casi dos años de gobierno. El
PSOE no puede llegar a unas más que probables elecciones anticipadas sin una
intensa renovación, y ésta, pese a que la lógica de que primero debe darse un
debate de ideas y después de personas parece sugerente, debe empezar por la
elección (no necesariamente cambio) de las personas sobre las que se va a visualizar
el nuevo ideario socialista. No lo olvidemos, son valores humanos como la
honestidad o la capacidad las que dan credibilidad a las ideas, y no al revés.
En la mano de Rubalcaba está que el PSOE siga el camino
francés y se convierta de nuevo en centro de masas de la izquierda, y descarte la vía griega que lleva a ser identificado como
parte del problema y lo que es peor, a la irrelevancia.