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martes, 31 de mayo de 2011

Recuerdos de carretera

Creo que mi primer recuerdo de niño, o al menos uno de los primeros, es el de estar sentado en la litera del camión de alguno de mis tíos junto uno de mis primos. Es lo que tiene haber nacido en una familia de camioneros (creo que hoy, entre tíos y primos, suman una flota de entorno a 20 tráileres de gran tonelaje).

Aquel entrañable recuerdo, aparte de explicar cuales fueron mis orígenes, dice mucho de nuestra historia más reciente como país, del modelo productivo sobre el que hemos andado los últimos 30 años, e incluso, de la geografía de España. Antes de que nadie me tache de fantasma, paso a explicarme.

Como todo el mundo de más de treinta años sabe, España es el segundo país más montañoso de Europa, esto, aparte de un dato bastante idiota que uno aprendía en la ineficaz (e injustamente ensalzada) escuela pre-LOGSE, ayuda a explicar porqué en el siglo XIX, el ferrocarril tuvo menos desarrollo en nuestro país que en el resto del continente (además por supuesto, de por el atraso económico). La evidencia anterior junto con el ancho de vía distinto, y el estar en una península, justifican que tampoco en este siglo se haya podido desarrollar demasiado este medio de transporte. Para mostrar esta evidencia, veamos el siguiente gráfico donde se  muestran los kilómetros totales de líneas férreas en los diferentes países europeos:

















Fuente: Eurostat y elaboración propia

Es curioso observar como países menos poblados como Suecia (con 9 millones de habitantes) tiene una red de tren comparable a la española, pero llama más si cabe la atención, lo lejos que estamos de los países con lo que debiéramos compararnos por población, tamaño y desarrollo económico.

Bien, toca ya desvelar qué  relación hay entre mi infancia y los últimos años de la historia económica de España.

En los años ochenta del pasado siglo, se decidió apostar por las carreteras como vector de las comunicaciones de nuestro país,  tanto de mercancías como de de viajeros. Esta apuesta se traduce a día de hoy en que España (con 5.136.214) tiene la segunda mayor flota de camiones de Europa tras Francia (5.405.456), y duplica con creces el dato de Alemania. El otro hecho que evidencia esta apuesta, lo vemos en el siguiente gráfico, donde se muestran los kilómetros de autovía en Europa en 2007:

















Fuente: Eurostat y elaboración propia


Como vemos, este es uno de los pocos ranking que encabezamos en Europa, aunque a decir verdad, a lo mejor no es para estar demasiado contentos. Y es que el transporte por carretera es uno de los más ineficientes energéticamente, y a los precios actuales del petróleo, también empieza a serlo económicamente. ¿Quiere esto decir que la apuesta que hicieron nuestros gobernantes hace 30 años fue equivocada? Modestamente, creo que no, y no solamente porque mi familia se dedique a este gremio. Las condiciones de entonces, fundamentalmente el petróleo barato (se había terminado la crisis de los setenta), junto con la mayor flexibilidad del transporte por carretera, hacían, además de mejor esta elección, imposible la opción del tren.

Pero los tiempos cambian y nos encontramos con una oferta de transporte por carretera algo sobredimensionada, un petróleo caro y que lo será más, y un país, que como decía en el post de ayer, tiene una dependencia energética excesiva de los hidrocarburos.

El reto es pues incentivar los transportes marítimo y ferroviario, y reducir (y que me perdonen mis primos) la oferta por carretera. El mercado será quien se encargue de lo primero, en cuanto a lo segundo, el apoyo de las Administraciones será vital para que el ajuste no sea traumático. El futuro del transporte en nuestro país será con camiones, aunque a diferencia de lo que ha sido, no sólo con ellos.

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