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miércoles, 29 de junio de 2011

Construcción de la convivencia

La palabra bárbaro era usada por los griegos para aludir a aquellos que balbucean, esto es, a los  incapaces de hablar la Lengua de Platón. La unidad lingüística es condición necesaria para el (re)conocimiento del otro. Aunque no suficiente, como lo prueba el exterminio nazi de judíos, muchos de los cuales anteponían la categoría Patria (alemanaa la  Religión. Es recomendable la lectura de LTI (Lingua Tertii Imperii) de Victor Klemperer.

Lo que sí parece claro es que la unidad en un Relato Mínimo, sobre el que vertebrar la coexistencia, es la clave para formar una comunidad política. Ha habido momentos en nuestra Historia en los que el otro, era un espantajo recreado con los peores mimbres.

Paul Preston, en su último libro El Holocausto Español,  nos relata cómo durante la Republica se cultivó, por parte de algunos medios, la creación de La Caricatura del Otro. Como se trabajó el odio para que el distinto dejara de ser visto, incluso, como humano. Nos describe, por ejemplo, la visión del enemigo que tenían las tropas africanistas enviadas a Andalucía para sofocar varias rebeliones en el año 1932. Para estos legionarios, los hambrientos campesinos alzados  en armas, eran una raza inferior, comparable a los rifeños que masacraban en el Norte de Marruecos.

El éxito que como sociedad hemos alcanzado se mide en la cantidad de lugares de encuentro de todos, y en que hemos logrado construir un relato mínimo, pero común, sobre el que elaborar la convivencia, como únicamente se puede: entendiendo al otro.

Para terminar, las últimas palabras del último discurso de Azaña, el 18 de julio de 1938 en Barcelona:”Paz, Piedad y Perdón”.

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