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martes, 19 de julio de 2011

¿Quién nos metió en ésta?


La repetición de ideas simples y primarias es el único axioma que figura en la entrada de los estudios centrales de La Fox, la cadena estrella de Rupert Murdoch en Estados Unidos. Los aprendices de brujo españoles del magnate australiano siguen la misma idea (?). En dos horas de cualquier tertulia nocturna se despliegan siempre las mismas tres consignas, aderezadas, eso sí, con una diversidad infinita de insultos. Al margen de las equiparaciones de Zapatero y Rubalcaba con el Anticristo, me quiero detener en la ideología (de nuevo, ?) económica de la caverna, y en la única idea que le da cuerpo: nuestro problema es el excesivo gasto público.

Las dos preguntas fundamentales sobre el dinero son “Quién y cómo se usa”. Lo puede usar lo público o lo privado, y en cuanto al cómo, pues ingresándolo o  gastándolo. De suerte de lo anterior, se nos plantea, combinado las respuestas, cuatro categorías diferentes:

Ingreso Público, Gasto Público, Ingreso Privado, Gasto Privado.

Pues bien, es posible explicar la crisis y postular soluciones aludiendo a las 4 categorías anteriores y, sobre todo, a las relaciones entre ellas y sus pesos en el conjunto total de la economía.

Pero volvamos a nuestros amigos intereconomicos liberaldigitales. Nos habíamos quedado hablando de su matraca del gasto público. Su tesis la suelen sustanciar en denuncias de altísimos sueldos de políticos, corruptelas varias, mala gestión del dinero público, etc… Da igual que los políticos en España sean de los peores pagados de Europa (incluso descontando el  diferente poder adquisitivo de los países). Da igual que tengamos uno de los servicios de salud más universales, más baratos y mejor valorados del Mundo. Da igual que el número de casos de corrupción en nuestro país sea igual o inferior a la media de Europa (no pasa lo mismo con la percepción, que sí es mucho mayor). Lo que se quiere ocultar es que han sido los excesos privados, a veces consentidos desde lo público, los que nos han metido en este lío.

Nuestro problema en los años del Boom fue el excesivo gasto privado, asentado fundamentalmente en la financiación. Esto ha llevado a que la deuda privada de nuestro país sea 7 veces mayor que la pública. Aparte de que el gasto privado estaba desbocado en estos años, su ineficacia la podemos palpar los que vivimos en Murcia, donde miles de casas se construyeron en medio de secarrales, para no ser habitadas por nadie.

Vemos pues, que tuvimos un Gasto Privado excesivo e ineficaz, costeado con unos ingresos venidos fundamentalmente del exterior (que ahora hay que devolver). Mientras, el gasto público se limitó a costear los servicios básicos de una población que en apenas 10 años, aumentó un 15%.

¿Y ahora qué?  Pues nos toca domesticar el inestable y alocado comportamiento de Lo Privado. Es preciso subir los impuestos indirectos (IVA, impuestos del tabaco y alcohol o los combustibles), no tanto para recaudar, como para rebajar el peso del consumo privado en nuestra economía; es decir desincentivar el consumo. Necesitamos desarrollar más el Estado Social, cuyo mayor proveedor es la Administración Pública, además de por razones de justicia, porque con un coste relativamente bajo (un 5% del PIB español) se crearían más de un millón de puestos de trabajo públicos (no necesariamente de funcionarios), que es el déficit que tiene nuestro país en gasto y personal público con respecto al resto de Europa.

 Pero pese a que los datos reales y las palabras del TDT-party parecen no llevarse bien, están consiguiendo su objetivo de desprestigiar a lo público, incluso entre personas pretendidamente de izquierdas.  Deberíamos reflexionar sobre el alcance de frases como “sobran funcionarios”, la política es un cáncer de nuestra sociedad”, “nos cuestan demasiado” o “no nos representan”, entre otras cosas porque son la esencia de la ideología de nuestros advesarios.